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  Por el libro
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30 de junio de 2009

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CHICAGO (AFP) - General Motors enfrenta el martes una audiencia judicial clave sobre su proceso de quiebra, en la cual presentará un plan para vender la mayor parte de sus bienes a una nueva empresa que no arrastrará deudas y será respaldada por dinero del gobierno estadounidense.

El juez Robert Gerber ha fallado hasta ahora en favor del golpeado gigante del sector automotor en todas las decisiones que tuvo que tomar desde que General Motors (GM) se acogiera a la ley de protección de quiebras el 1 de junio.

Otra señal alentadora para GM es la rápida salida de la quiebra que logró su competidor Chrysler.

"Esperamos lanzar la nueva compañía tan pronto como sea posible, una vez que la venta sea aprobada", dijo la portavoz de GM, Julie Gibson, que prefirió no especular sobre cuánto tiempo se necesitará.

La automotriz logró salvar un obstáculo importante pocos días antes de la audiencia al aceptar, por la creciente presión política, su responsabilidad por defectos de sus productos.

La únicas objeciones que restan resolverse son las de un grupo de distribuidores en la zona de Detroit, con los cuales GM planea llegar a algún tipo de acuerdo.

GM anunció además el lunes que abandona su participación en la planta ensambladora que operaba junto a la japonesa Toyota.

La producción de vehículos en la enorme planta New United Motor Manufacturing Incorporated en California cesará en agosto.

Así, el resto de las objeciones serían desestimadas por el juez, dijo John Pottow, especializado en legislación sobre bancarrota de la Escuela de Leyes de la Universidad de Michigan.

"La audiencia no se extenderá más de un día o dos", especuló. "Entonces, el juez decidirá si la venta de los bienes (a una nueva empresa) va en el interés de sus acreedores, y dirá que sí".

Una vez que el juez apruebe la venta, se necesitarán varios días o posiblemente unas semanas para que se concrete, dijo Pottow a la AFP.

La empresa fue capaz de moverse con celeridad en el proceso de quiebra porque se pasó meses preparándolo y logrando acuerdos con el sindicato y la mayor parte de sus acreedores.

Sin embargo, Pottow recordó que no se puede subestimar la ayuda y la influencia del presidente Barack Obama.

"Es sorprendente lo que se puede lograr cuando se tiene una fuerza de tareas formada y solventada por el gobierno", añadió.

GM logró que el jueves pasado se aprobara su acceso a un fondo de 15.000 millones de dólares, segunda mitad del paquete de ayuda de Washington, lo que mantuvo el plan de reestructura en línea con lo esperado.

Los fondos, en parte aportados por Canadá, permitirá al mayor constructor de automóviles de Estados Unidos pagar a sus empleados, a sus proveedores y enfrentar otros gastos en el marco del plan de salida de la quiebra.

De acuerdo con el proyecto, el gobierno de Estados Unidos será el propietario del 60,8% del capital gracias a su contribución, Canadá tendrá el 11,7%, en tanto el sindicato United Auto Workers poseerá el 17,5%.

Los acreedores que tienen bonos de GM cambiarán 27.100 millones de dólares en deuda por un 10% y garantías que les permitirán la compra de un 15% adicional.

Fuentes vinculadas al caso estimaron que GM saldrá de la protección de quiebras a mediados de julio.

Funcionarios dijeron que el gobierno de Obama no tiene intenciones de nacionalizar GM a largo plazo y que no participará en sus operaciones cotidianas.

Con una buena cartera de productos y nuevas ofertas en camino, la nueva GM tiene buenas posbilidades de éxito, dijo el analista Jeremy Anwyl de Edmunds.com.

El desafío, explicó, será si la empresa es capaz de cambiar su cultura corporativa y aprovechar la nueva estructura, más directa, más concentrada y potencialmente más beneficiosa.