29 de abril de 2009
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Orlando (Florida), 28 abr (EFE).- Los adolescentes están dándole la espalda a la cocaína, marihuana y otros alcaloides callejeros debido a que han encontrado una forma más asequible y menos riesgosa para experimentar con drogas: los medicamentos guardados en el botiquín de sus casas. El uso de drogas ilícitas como cocaína y marihuana entre los adolescentes ha disminuido un 23 por ciento durante los últimos cinco años, aseguró el director de la Oficina Nacional de Políticas de Control de Drogas, John Walters, en noviembre pasado. Sin embargo, la baja se debe a que para los jóvenes es más fácil, y económico conseguir fármacos con o sin receta, por lo que es preciso que los padres estén alertas, ya que "demasiado menores están usando prescripciones a una velocidad acelerada". Cada día en EEUU unos 2.500 menores entre 12 a 17 años de edad abusan de fármacos, debido en parte al fácil acceso a las prescripciones de sus padres y compañeros de escuela, según la Oficina Nacional de Política Sobre el Control de Drogas de EEUU (ONDCP). "Los padres tienen que estar alertas y asegurarse de no dejar sus medicamentos al alcance de los adolescentes, ya que lamentablemente vivimos en una cultura en la que todo parece resolverse con pastillas, para el dolor, para la depresión, para la ansiedad, para dormir, para despertar, bajar de peso, y eso es lo que los muchacho ven a diario en la televisión, en los botiquines de sus casas", dijo a Efe Eva Pagán Gil, consejera de Salud Mental y de Rehabilitación de Adictos del Centro para una Vida Libre de Drogas, en Orlando. En Florida, cinco personas mueren diariamente como resultado directo del abuso de fármacos, de acuerdo con el reporte de la Oficina de Médicos Forenses, que indican además que el año pasado 1.000 personas murieron debido al abuso de fármacos. De acuerdo con la Encuesta Anual del Uso de Drogas, Alcohol y Tabaco entre la Juventud, los escolares hispanos de Florida reportaron un uso de medicamentos recetados contra el dolor 1,9 por ciento más alto que los afroamericanos, pero 6,1 por ciento más bajo que los blancos. En general 4,9 por ciento de los estudiantes de escuelas intermedias del estado reportaron haber abusado de fármacos o de medicamentos sin recetas durante los 30 días que antecedieron al muestreo; mientras que del total de los estudiantes encuestados, 4,8 por ciento de los hispanos admitió usar medicinas sin recetas con la intención de lograr "una euforia", tranquilizarse o simplemente experimentar con las mismas. La ONDCP advierte que los adolescentes que experimentan con fármacos tienen la creencia de que al tratarse de medicamentos recetados, son más seguros. Sin embargo, indica que una alta dosis de medicina contra el dolor, o de antidepresivos, con o sin receta, por ejemplo, puede causar paros cardíacos, dificultades para respirar e incluso la muerte. Igual ocurre con el abuso de estimulantes, que pueden resultar en paranoia, fallos cardíacos y convulsiones mortales, de acuerdo con un estudio de la Universidad de Michigan y ONCDP. Pagán, de 62 años y quien se ha pasado toda una vida rehabilitando adictos "de todas las edades", opina que "es vital que los padres sepan y entiendan que sus hijos se están drogando con sus recetas". "El botiquín de la casa, la cartera de mamá, la gaveta de la cocina con las pastillas para la artritis del abuelo y el medicamento para la tos de la tía en la nevera, todo esto representa un mayor riesgo y amenaza aún más grande para los muchachos que el tipo que trafica con drogas en la esquina", comentó. La especialista asegura haberlo visto todo, pero sobre todo, padres y madres que se niegan a aceptar la realidad de que sus hijos pudieran estar usando drogas ilícitas o abusando de medicamento controlados, como xanax, valium o diazepam, entre otros. "Veo constantemente niños de todas las edades, desde los ocho años, que los padres los llevan buscando solución al problema de abuso de fármacos, y siempre les digo que la mejor prevención son ellos mismos, vigilantes, con disciplina y comunicación con sus hijos", señaló la experta de origen puertorriqueño, quien destacó que por descuido y omisión, muchos padres, especialmente latinos, se convierten en "facilitadores" de los fármacos que abusan sus hijos. "Mantener los medicamentos recetados y sin receta fuera del alcance de los adolescentes y menores es responsabilidad de los padres", acotó.EFE