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  Por el libro
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17 de abril de 2009

El Vocero

Nueva York - La quiebra del segundo operador de centros comerciales de EE.UU. desvió hoy de nuevo la atención hacia el mercado inmobiliario, cuya debilidad contrasta con la fortaleza mostrada por el ámbito financiero, el otro gran sector en apuros.

La explosión de la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera (las dos mayores responsables de la recesión) forzaron hoy la declaración de bancarrota del gigante inmobiliario General Growth Properties (GGP), dueño de unos 200 centros comerciales en EE.UU.

El grupo, con sede en Chicago, está ahogado por una deuda de más de 27.000 millones de dólares (en su mayoría en forma de hipotecas que vencían el próximo año), frente a unos activos de 29.000 millones, y afectado por los problemas económicos de las tiendas que le alquilan espacios en sus centros comerciales.

Se trata de una de las más grandes bancarrotas registradas en el sector inmobiliario estadounidense y es consecuencia directa del progresivo cierre de establecimientos ante la caída del consumo en EE.UU., donde el paro alcanza ya el 8,5%, así como de las rigideces de un mercado crediticio casi paralizado.

Tras meses de especulaciones y advertencias, GGP pidió en Nueva York la protección de la Ley de Bancarrota para la mayoría de sus centros comerciales, que aún así seguirán operando. Su intención es tratar de vender propiedades para pagar a sus acreedores.

Su presidente y director ejecutivo, Thomas Nolan, insistió hoy en una teleconferencia en que su modelo de negocio es "correcto" y que el problema se basa en una "interrupción sin precedentes del mercado de financiación inmobiliaria" que le ha impedido refinanciar su deuda de más próximo vencimiento.

Fundado en 1954, GGP es el segundo mayor operador de centros comerciales en EE.UU., solo superado por Simon Property Group, por lo que ambos son utilizados a menudo como barómetro para estudiar la salud del mercado comercial minorista.

Los analistas se preguntan ahora si la caída de este mastodonte es un fuerte coletazo de una crisis inmobiliaria que empieza a llegar a su fin o si es un eslabón más en la cadena de quiebras y colapsos que se viven en este castigado sector.

"Si los mercados financieros mejoran y los bancos aumentan los préstamos, el sector debería tocar fondo este año y empezar a crecer", aseguraba hoy en una carta a clientes el analista Patrick Newport, de IHS Global Insight, para enviar un mensaje que empieza a ser el mayoritario en Wall Street.

Desde la llegada al Gobierno de Barack Obama y las grandes dosis de capital y optimismo inyectadas en los mercados, analistas e inversores quieren creer que el principio del fin de la crisis económica empieza a vislumbrarse y muchos se niegan a tener en cuenta las señales que no ayudan a mantener en pie esa impresión.

Por eso, entre otras razones, la quiebra de GGP no tuvo el efecto devastador en los mercados que habría cabido esperar hace meses. Wall Street se dejaba llevar más en esta jornada por otras noticias que ayudan a apuntalar esa confianza que tanto ansían analistas, políticos y ciudadanos, y que es clave para superar la crisis.

A ello contribuyó en gran medida la publicación de las cuentas de JPMorgan Chase, una de las mayores entidades de EE.UU. por activos, tras digerir las complicadas adquisiciones de Bear Stearns y Washington Mutual.

Aunque en el primer trimestre ganó un 10% menos que un año antes (hasta 2.141 millones de dólares), la institución logró buenos resultados en hipotecas y en banca de inversión, y aumentó sus reservas en 4.200 millones para atender futuros impagos de préstamos.

Esta noticia se suma a las buenas previsiones anunciadas por Wells Fargo la semana pasada y a los satisfactorios resultados publicados por Goldman Sachs, lo que da a entender al mercado que los mayores bancos del país ya han pasado lo peor y empiezan a sacar provecho de las medidas impulsadas por el Gobierno para ayudarlos.

Pese a la atención que se está prestando a los bancos (mañana presenta resultados Citigroup y el lunes Bank of America) gracias a su fortaleza, la noticia de la quiebra de GPP recuerda que el sector inmobiliario sigue muy débil, especialmente el de espacios comerciales, que tiene que absorber tanto la explosión de la burbuja inmobiliaria como la brusca caída del consumo.

"Con todo el que hablo del sector me dice que aún está por llegar lo peor en el mercado inmobiliario de espacios comerciales", aseguró el director de gestión de Zephyr Management, Jim Awad, en una entrevista televisiva.