2 de abril de 2009
Primera Hora
Los padres de algunos niños que estudian en las escuelas que sufrieron el robo de expedientes están aterrorizados de que sus hijos formen parte del esquema criminal por el que las autoridades federales acusaron el martes a ocho miembros de una ganga que vendió la información personal de unos 7,000 menores en tierras tan distantes como Alaska. Primera Hora realizó ayer un recorrido por varios planteles que fueron impactados por los escalamientos durante el pasado año escolar, y el sentimiento colectivo es el mismo: temor e impotencia. "Es una situación seria y lo peor es que las consecuencias vienen a largo plazo. Imagínate que mi nena tenga problemas cuando sea grande por culpa de esos documentos que no se sabe ni a dónde fueron a parar. De verdad que uno se asusta", expresó Belkys Zorrilla, madre de una niña de tercer grado cuyo certificado de nacimiento y seguro social fueron a parar a manos de unos malhechores que cargaron con al menos 300 expedientes de los estudiantes de la escuela elemental Jesús M. Quiñones de Santurce. * Ve el listado de escuelas donde robaron expedientes. Lo peor es que, hasta ayer, la mujer no sabía qué medidas preventivas tomar pues, según alega, la administración escolar no la orientó al respecto. "La escuela sí envió una carta notificando sobre el robo, pero no nos han dicho nada de solicitar un reporte de crédito. De eso me entero ahora porque hablo contigo", dijo tras añadir que acudirá al Cuartel General de la Policía en Hato Rey para buscar más información. La misma angustia sufre Carmen Rivera. Su hijo de 6 años también formó parte del grupo cuyos documentos fueron robados. Ella resiente que la seguridad en las escuelas "sea tan mala". "El problema es la falta de vigilancia que hay en las escuelas, tanto de día como de noche. Ahora mismo, esta escuela está ubicada en un área de alta incidencia delictiva y donde hay muchos adictos de droga y donde tú ves a un guardia. Más que los expedientes, es la seguridad también de los nenes", denunció Rivera. La escuela elemental Villa Capri, de Río Piedras, fue otro de los más de 50 planteles que se vieron afectados por el hurto de documentos cuando unos desconocidos se llevaron alrededor de 450 informes con información confidencial de niños entre las edades de 5 y 12 años. Allí conversamos con María Rivera, quien, acompañada de su hija Daimari Rivera, de 8 años, nos relató los sinsabores que le provocó la noticia de los arrestos y acusaciones. "Es horrible y yo sé de eso porque a mí me han robado la identidad en dos ocasiones y todavía estoy sufriendo las consecuencias", destacó la mujer que tras solicitar un reporte de crédito se percató de que un desconocido había usurpado su nombre, dirección y seguro social para solicitar sobre $15 mil en préstamos. Asimismo, aseguró que la escuela ha mejorado las medidas de seguridad instalando unos portones y devolviendo el mismo día los documentos requeridos para matrícula.
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