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  Por el libro
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30 de marzo de 2009

El Nuevo Herald

José Abrahantes trabaja desde hace medio siglo, en la construcción, en jardinería, incluso limpiando oficinas de noche. Pensó que a final de cuentas podría retirarse y disfrutar. Pero a los 66 años, cuando se le amontonan las facturas médicas de una operación de emergencia de su esposa, Abrahantes se declaró en bancarrota y la posibilidad de retirarse ya no es real. En su lugar, trabaja a tiempo parcial en la pastelería de un Publix.

"No tuve más remedio', dice Abrahantes, quien alquila un modesto apartamento en La Pequeña Habana con su esposa Carmen. ‘Si gano $8 la hora y con eso tengo que vivir, no hay manera de que pueda pagar todas mis cuentas'.

Abrahantes es uno de una cantidad cada vez mayor de personas mayores que se ven obligadas a hacer lo que hasta no hace mucho era impensable, o como dice Abrahantes, "vergonzoso y doloroso'. Golpeado fuerte por la crisis económica, incapaz de pagar las cuentas con sus magros ahorros de retiro, las personas mayores solicitan protección de sus acreedores en cifras récord. Los expertos dicen que muchos terminan en bancarrota debido a las facturas médicas que no pueden pagar. Otros simplemente no pueden cubrir sus gastos con lo que reciben del Seguro Social y los ahorros.

En el 2007, las personas de 55 años y mayores fueron el 23 por ciento de los más de un millón que se declararon en bancarrota, un aumento de 300 por ciento en comparación con 1991, según un estudio reciente de la AARP. Estas personas tuvieron el mayor aumento de declaraciones de bancarrota de todos los grupos de edades, saltando del 8.2 por ciento de todos los deudores. Las cifras son especialmente negativas para las personas de más edad: en el rango de edad de 75 a 84 años las declaraciones de bancarrota aumentaron más de cuatro veces.

Elizabeth Warren, profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard y autora del estudio de la AARP, dijo que esta situación es un reflejo de la vulnerabilidad de las personas mayores, quienes "ahora más que nunca enfrentan retos financieros serios'.

Lo que es más, los defensores de las personas mayores dicen que que este grupo ha presentado declaraciones de bancarrota a un ritmo todavía más elevado desde el 2007, el último año tomado en cuenta en el estudio de la AARP, debido a la desaceleración económica, lo que aumenta el costo de los servicios médicos y la ausencia de ahorros para el retiro.

"La situación es mala', dijo Barbara Prager, directora ejecutiva de Coast to Coast Legal Aid of South Florida, que presta servicios a personas mayores de 60 años en Broward. "Vemos a muchas personas mayores con deudas médicas y sin ingresos para pagarlas. Y estos sucede en momentos en que es más difícil encontrar soluciones'.

Carlos Franco, director de servicios comunitarios de Consumer Credit Counseling, una entidad sin fines de lucro, dijo que el problema es peor en el sur de la Florida, donde muchas personas mayores no hablan inglés o no saben cómo negociar sus deudas.

"Dejan que las deudas se les amontonen. Les rebotan cheques', dice. "No comprenden qué sucede ni qué dicen las cartas y facturas que reciben'.

Sus asesores no sugieren automáticamente declararse en bancarrota, sino que preparan un presupuesto y comparan los ingresos familiares con los gastos. Si es posible, piden a los acreedores que les reduzcan la tasa de interés y proponen un plan de pagos. Sin embargo, agrega, las personas que dependen del Seguro Social y los ahorros, y que además han perdido dinero en el mercado bursátil, tienen opciones limitadas.

En el pasado, algunos echaban mano al valor acumulado en sus propiedades. Pero dada la situación del mercado inmobiliario, quizás esa no es una buena opción. Un estudio de la AARP en septiembre del 2008 mostró que 684,000 personas de 50 años o más --28 por ciento de todos los propietarios de vivienda-- tenían mora en su primera hipoteca, estaban en embargo hipotecario o ya habían perdido sus casas.

"Como el valor de sus viviendas ha bajado tanto, no pueden usar las hipotecas invertidas como antes', agregó Prager. "Estamos literalmente inundados de clientes en embargo hipotecario o a punto de perder la vivienda'.

En Consumer Credit Counseling a las personas que se declaran en bancarrota se les ofrece una clase y se les recomienda que vean a un abogado. Muchas veces también es necesario ofrecerles apoyo emocional. "Para ellos es muy duro, a estas alturas de la vida, tener que declararse en bancarrota', dice Franco. "Puede causar mucha vergüenza. Muchos hispanos ni siquiera quieren hablar del tema'.

Timothy Kingcade, abogado de bancarrota del bufete Kingcade & Garcia, dice que sus clientes a menudo se echan a llorar en su oficina. "Es muy traumático para ellos. No es lo que esperaban en los años de retiro'.

La deuda de estas personas por lo general comienza con pequeñas cifras. Sin embargo, con el paso de los meses puede alcanzar decenas de miles de dólares.

"Veo a muchas personas mayores usar tarjetas de crédito para pagar medicinas', explica. ‘‘Necesitan los medicamentos, así que dejan para después la preocupación de pagar. Pero incluso si sólo cargan a la tarjeta $200, $300, $400 al mes, la cantidad aumenta. Y no pasa mucho tiempo antes de que caigan en problemas'. Los problemas de Abrahantes comenzaron cuando sufrió un accidente y no pudo pagar el deducible de $1,000 del seguro de su camioneta. Cuando no pudo hacer los pagos, el banco le quitó el vehículo. Entonces le salió un furúnculo que tuvo que operarse. La cuenta fue $40,000. Abrahantes no tenía seguro médico ni Medicare.

Las cartas y llamadas de los acreedores abrumaron a Abrahantes, así que se declaró en bancarrota.

"Si tuviera 30 años fuera diferente', dice. "Pudiera salir yo mismo de este hueco'.

Las deudas por gastos médicos pueden ser particularmente problemáticas para las personas mayores sin seguro y que no tienen los años suficientes --o no son lo suficientemente pobres-- para recibir ayuda del gobierno, dice Dave Certner, director de política legislativa de la AARP. Certner menciona a las personas de entre 55 y 62 años, cerca de la edad de retiro y los beneficios del Medicare, para quienes una enfermedad o una lesión puede llevar a la ruina.

Más empleados cerca de la edad de retiro enfrentan este problema cuando sus empleadores eliminar el seguro para ahorrar dinero o despiden a los empleados más viejos, agrega Certner.

Pero no todas las bancarrotas entre las personas mayores se deben al costo de los servicios médicos. Patrick Cordero, otro abogado de bancarrota de Miami, dijo que aproximadamente 60 por ciento de sus clientes de más edad sencillamente gastan más de lo que ganan.

"Un mes pagan la factura de la electricidad pero no la del teléfono', dijo. "El mes siguiente pagan el teléfono pero no la electricidad. Y siguen así hasta que no pueden pagar nada'.

¿La razón? No planear el retiro. En otras palabras, algunas personas viven más de lo que duran sus ahorros.

"Ahora más que nunca hay que estar preparado para el retiro porque nadie se lo puede financiar', dice Kingcade. "Y cuando hagan sus planes, tienen que tener en cuenta la posibilidad de una enfermedad a largo plazo. Es mejor que estén preparados'.