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  Por el libro
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25 de marzo de 2009

Consumer.es

Numerosos fraudes no se denuncian porque la víctima forma parte de un acto delictivo

Cartas nigerianas

La estafa de las cartas nigerianas recibe este nombre porque, en principio, los remitentes se hacían pasar por ciudadanos de este país. En estas comunicaciones que se reciben de manera inesperada en el buzón y, en ocasiones, en el correo electrónico, el estafador se hace pasar por abogado o por el familiar de un miembro del Gobierno o de un importante hombre de negocios que ha perdido la vida durante una revuelta política. Asegura el remitente que, antes de fallecer, esta persona depositó una gran cantidad de dinero en una cuenta a la que él tiene acceso legal y que pretende hacer la transferencia a un banco extranjero. Los estafadores dicen a la potencial víctima que se dirigen a él por recomendación de otra persona y consideran que es el único que puede ayudarles a transferir el dinero.

A cambio de su colaboración y discreción le darán un porcentaje del total. Sólo debe abrir una cuenta en el banco que le indiquen. Después le envían documentación falsificada imitando a la oficial y extractos de movimientos bancarios que certifican que la transferencia está en proceso. Mediante el intercambio de llamadas, faxes o cartas los timadores se ganan la confianza de la víctima y le aseguran que está a punto de recibir el dinero pero es imprescindible que antes pague unas tasas o los honorarios de un abogado. Le aseguran que es la última cantidad que deberá abonar. Pero siguen solicitando dinero hasta que la víctima se cansa de pagar y desaparecen. Tiempo después pueden regresar haciéndose pasar por investigadores que tienen conocimiento de la estafa para obtener así más datos sobre la víctima e incluso le vuelven a pedir dinero para realizar las investigaciones.

Si un ciudadano recibe estas cartas, no debe contestar y nunca ha de facilitar ningún tipo de dato personal o bancario. Si ya lo ha hecho, debe guardar todos los documentos que ha recibido y los mensajes que ha enviado así como la documentación referente a las transacciones. Además es importante que lo denuncie a la Policía o la Guardia Civil.

Cientos de ciudadanos europeos han perdido su dinero con el timo de la lotería, una evolución del tocomocho

Otro de los timos que se ha puesto de moda es el de la lotería. Tiene varias modalidades pero básicamente consiste en enviar una carta en la que informan al receptor de que le ha tocado un estupendo premio en una lotería extranjera. Aunque el ciudadano no haya participado en ningún sorteo, le convencen de que el dinero es suyo. Dicen, por ejemplo, que están promocionando este tipo de juego en España y que el premio le ha correspondido a este individuo al azar. Lo único que tiene que hacer el afortunado es pagar por anticipado lo que cuesta la transferencia o los impuestos. Una vez que ha caído en la trampa los estafadores pueden quedarse con el dinero recibido o pedir una cantidad mayor para sufragar otros gastos. Muchos ciudadanos europeos han sido víctimas de este timo al creer que habían sido agraciados con el Gordo de Navidad u otros premios de la lotería española.

Puede que este timo sea una evolución del tocomocho, utilizado durante décadas en España y que aún hoy en día se sigue dando en estaciones, cajeros.. Una persona se acerca a la víctima con un billete premiado que, por las prisas, no puede cambiar y lo ofrece por menos dinero de lo que vale. En ese momento llega otro de los timadores, observa el décimo y corrobora que, efectivamente, es un billete con premio. Para demostrarlo enseña un periódico antiguo en el que aparece el número. La víctima accede, le da el dinero y cuando llega a cambiarlo al establecimiento de lotería resulta que es falso.