25 de febrero de 2009
El Nuevo Dia
La difícil situación económica por la que pasa el País no sólo ha afectado los precios de la gasolina, el mercado bursátil y la industria de la construcción. La recesión local ha calado tan profundo en los bolsillos del puertorriqueño que algunas personas han optado por robar artículos de primera necesidad para su uso personal, de acuerdo con varios ejecutivos de la industria de alimentos y economistas. Coincidiendo con el empeoramiento de la crisis fiduciaria boricua, varias cadenas de supermercados en la Isla han notado este año un incremento en los casos de personas que intentan hurtar artículos como café, desodorante, analgésicos y comestibles de sus tiendas, según le indicaron a El Nuevo Día. * Métodos internos para espantar a los rateros "En los últimos meses el aumento en el hurto es significativo. Como desde agosto lo hemos notado", indicó el presidente de la cadena de supermercados Grande, Juan Enrique Rodríguez. Según estadísticas recopiladas por "The Food and Marketing Institute", la pérdida que los supermercados estadounidenses sufren debido al "shoplifting", como se conoce en inglés esta modalidad criminal, le resta 1.5% de las ganancias a esta industria. Rodríguez, por su parte, estimó en $4.5 millones sus perdidas anuales causadas por clientes que hurtan mercancía. Y los peculiares rateros no están apuntando únicamente al licor y a los medicamentos sin receta, como era la costumbre antes de la recesión económica. "No hay duda que el café se ha convertido en el producto número uno (que se roban), especialmente el Yaucono", sostuvo Rodríguez, quien dirige los 31 supermercados de la cadena Grande. "Otros que se llevan mucho son las navajas de afeitar Gillette y el champú Pantene. Ese es un producto caliente. Y los camarones", añadió. "Usualmente hay un aumento por temporada, en Navidades y al final del verano, en el 'back to school'", explicó Isamari Castrodad, vocera de la cadena de supermercados Pueblo, con 20 locales en Puerto Rico. "Pero ahora empeora por la mayor presión económica y la gente tiene que buscárselas", indicó. Representantes de otras cadenas de supermercados dijeron que, aunque no han notado un aumento sustancial en el robo de mercancía, sí han visto un incremento de intentos de hurto por parte de clientes. "En nuestras mediciones de merma (pérdida por hurto, entre otras causas) no hemos visto un aumento", sostuvo José Revuelta, presidente de la cadena SuperMax, que cuenta con 11 establecimientos. "Pero sí hay un aumento en incidentes con personas", apuntó. "Desde el comienzo de la recesión ha incrementado ligeramente ese tipo de incidentes. Sin embargo, la merma (pérdida) se ha mantenido controlada", explicó Iván Báez, portavoz del triunvirato detallista compuesto por Wal- mart, Sam's Club y Amigo. "Se ve básicamente en artículos de primera necesidad, de higiene personal, y de canasta básica", agregó Báez. Barómetro de crisis El doctor Joel Villa aclaró, no obstante, que el aumento percibido por la industria no debe ser indicio de que un número considerable de puertorriqueños no tiene dinero para comer, sino que se trata más bien de casos aislados. "No creo que la gente haya llegado al extremo de robar para comer, no es tan grave como eso", indicó Villa, quien es profesor de Justicia Criminal en la Universidad Interamericana, Recinto de Ponce. "Sí, debe ser un indicador de la crisis económica, pero no va a llegar más lejos, a empeorar", señaló. "Podrían ser personas que ante las presiones económicas empiezan a perderle el respeto al valor de las cosas", opinó el doctor Villa, autor del libro "El Sujeto Criminal, Crimen y Criminalidad". "La incertidumbre y la desconfianza en el Estado, o la propia ambivalencia que se vive hoy en la sociedad, pueden llevar en casos individuales a robar. Pero no es que a Puerto Rico el hambre llegó", puntualizó Villa. El economista José Joaquín Villamil, de Estudios Técnicos, Inc., ve el fenómeno como uno de esperarse dado el tétrico marco económico local. "Cuando la economía se debilita ese tipo de cosas va a suceder más a menudo, y más porque el precio de los alimentos ha aumentado significativamente, como un 29%, en los pasados dos años", dijo Villamil. Para la doctora Carmen Delia Sánchez, directora de la Escuela Graduada de Trabajo Social de la UPR en Río Piedras, algunas personas escapan de la crisis económica con este tipo de "conducta antisocial". "Es una cadena que se manifiesta en cosas pequeñas, como éstas", dijo la doctora. "Incluso yo he visto a gente que entran a los supermercados y mientras compran, se comen algo y no lo pagan", sostuvo Sánchez.