20 de febrero de 2009
La Opinion
WASHINGTON, D.C.— Las autoridades encontraron ayer al financiero texano Robert Allen Stanford y le entregaron la información con los cargos civiles que se le imputan por un fraude que sumaría miles de millones de dólares y que ha afectado a numerosos inversionistas en América Latina. El vocero del FBI, Richard Kolko, dijo que sus agentes le entregaron los documentos a Stanford, en Fredericksburg, Virginia, en nombre de la Comisión de Valores y Cambio (SEC). Stanford no fue detenido ni se encuentra bajo custodia. La SEC acusa a Stanford y a tres de sus compañías de cometer un fraude por 8,000 millones de dólares, atrayendo a inversionistas con promesa de enormes ganancias. Hasta que las autoridades recibieron la ayuda del FBI, la SEC no podía encontrar a Stanford. Su padre, James Stanford, dijo ayer que espera que las acusaciones no sean verídicas. "No sé nada al respecto", dijo el presidente emérito y director del Stanford Financial Group. "Me sorprendería si tuvieran algo de verdad. Y estaría decepcionado, con el corazón roto". Sobre qué consejo que le daría a su hijo de 58 años, dijo: "Que haga lo correcto". El caso tiene repercusiones a nivel mundial, sobre todo en países latinoamericanos y caribeños, entre ellos México y Venezuela. El FBI investiga también Stanford hijo por posibles operaciones de lavado de dinero para el cartel del Golfo, de México. La policía mexicana tiene en su poder un avión de Stanford, donde hallaron cheques que aparentemente lo vinculaban con los narcotraficantes.