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  Por el libro
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11 de febrero de 2009

El Nuevo Herald

Claudia Cayne considera el vestuario hecho a mano con piedras del Rin y serigrafía producido en su compañía de Southwood Ranches la antítesis de la indumentaria de producción masiva de China que tanto se vende en Wal-Mart.

Pero el martes cree que tendrá que descontinuar la línea infantil que representa 45 por ciento del inventario de su compañía, llamada I Believe K and C, debido a una nueva regulación que prohíbe que los productos infantiles (para niños de 12 años o menos) contengan más de un nivel ínfimo de plomo.

El Congreso aprobó la ley de Mejora de Seguridad en Productos de Consumo (CPSIA) el verano pasado tras un gran alboroto debido a numerosos juguetes y productos infantiles contaminados con plomo y una sustancia química llamado ftalatos. La ley exige pruebas para garantizar que los juguetes infantiles no tienen ninguna sustancia tóxica.

Pero la comisión aprobó recientemente prorrogar el plazo de las pruebas a los grandes fabricantes.

Pero a los minoristas no, y a partir del martes no podrán vender productos que no cumplan las normas del gobierno.

Wal-Mart Stores y Target dijeron que cumplirán las nuevas normas a partir de hoy y han colaborado para garantizar que los juguetes cumplan esas regulaciones.

Pero los pequeños minoristas se están rascando la cabeza. En casos de productos que no se puede verificar inmediatamente, tienen que usar su juicio a la hora de decidir qué retirar del mercado. Cecilia Herrera, una de las dueñas de una tienda de mercancía consignada llamada The Children's Exchange, dijo que estaba tratando de determinar cómo las nuevas normas se aplican a su tienda.

La ley excluye específicamente las tiendas de artículos de uso y los revendedores, pero las tiendas de todos modos son responsables si venden algo que viole los nuevos criterios.

'Si vendemos algo y causa problemas, somos responsables', dijo Herrera.

Herrera dijo que, para evitar los problemas, está aceptando solamente los envíos de ropas de marcas que ella conoce bien.

Cayne está también en dudas. Ella dijo que no puede garantizar que los zippers, broches u otros detalles que utiliza cumplan con los requerimientos sobre el plomo y que no puede costear una prueba por una tercera persona para asegurar que sus materiales son seguros. Eso quiere decir que las tiendas no podrán venderlos, apuntód.

Ella tiene unos $10,000 en inventario afectado por la regulación. Como no lo puede vender o devolver, su única opción es destruirlo.