29 de enero de 2009
Yaho
Tropezar con un ex cónyuge suele causar muchas situaciones tensas, incómodas. David Snyder y Nancy Partridge tienen que lidiar cotidianamente con ellas. La pareja, que vive en Denver, se divorció tras seis años de matrimonio, pero se ha visto obligada a seguir bajo el mismo techo durante meses, pues no puede vender su vivienda o habitar apartamentos separados debido a la grave crisis económica que está afectando a Estados Unidos, la peor desde la Gran Depresión de la década del treinta. Snyder duerme en el dormitorio principal, en tanto Partridge pernocta en otro más pequeño. Snyder observa televisión en un extremo de la vivienda, y Partridge, en el otro. Ambos dividen la cuenta de gastos del supermercado, y las tareas en la cocina. En ocasiones, cenan juntos, a veces, separados. Hay silencios incómodos, o incluso hostiles. "Solíamos tener tremendas discusiones sobre quien podía usar el garage para estacionar su vehículo, pero, en la actualidad, hemos ingresado en una especie de rutina", dijo Partridge, de 45 años, que trabaja en una firma de relaciones públicas. "Es el menor de dos males. Creo que sería peor la tensión causada por la ejecución de nuestra hipoteca". A raíz de la recesión en Estados Unidos y del colapso del mercado de la vivienda, cada vez más parejas que se han separado o divorciado continúan compartiendo el mismo hogar o apartamento, según informaron jueces y abogados especialistas en divorcio. Algunos esperan que vuelvan a subir los precios de las viviendas. Y otros, intentan recuperarse a nivel financiero antes de iniciar una nueva vida con otra pareja. El fenómeno se siente en todo el país, pero especialmente en áreas mucho más castigadas, como el sur del país. Cuando el mercado de bienes raíces estaba en pleno florecimiento, las parejas vendían sus viviendas, dividían las ganancias y se separaban. Pero en la actualidad, dice el juez de la Florida John C. Lenderman, alrededor de una tercera parte de los casos involucran viviendas cuyas hipotecas están a punto de ser ejecutadas, o que una familia intenta infructuosamente vender. Lenderman dijo que nunca había visto algo similar durante sus 40 años como abogado y juez. "No pueden hacer nada a nivel financiero", dijo. "Conozco a varias personas con muchas dificultades. Algunos tipos me dicen que están durmiendo en sus automóviles o en sus camionetas, y que no pueden pagar pensión alimenticia o nada. Y conozco algunas personas que están sirviendo hamburguesas en restaurantes de comida al paso". En ocasiones, las consecuencias financieras de un divorcio son tan sombrías que parejas cuyos matrimonios han naufragado deciden ofrecer a su ex media naranja otra oportunidad. Kent Peterson, un mediador en divorcios de Wayzata, Minnesotta, dijo que una joven pareja de Minneapolis estaba haciendo todos los trámites para divorciarse hasta que ambos descubrieron los altos costos financieros de su separación. "Decidieron que necesitaban estar juntos y tratar de salvar el matrimonio, porque el panorama financiero había cambiado", explicó. Snyder y Partridge, la ex pareja de Denver, se divorciaron en enero de 2008. Cuando no pudieron vender su casa y Partridge se quedó sin dinero para pagar por otro apartamento y la mitad de la hipoteca, decidió volver con Snyder a mediados del año pasado. La pareja, que no tiene hijos, compró su vivienda en cerca de 179.000 dólares en el 2001, e intentó venderla en cerca de 200.000 dólares el año pasado. Durante los nueve meses que la vivienda estuvo en el mercado, vinieron dos personas a verla "y empezaron a reírse cuando les informamos del precio", dijo Snyder. La pareja no quiso bajar el precio, y la vivienda dejó de estar a la venta. Partridge no ha recibido mucho apoyo de sus amigas. "Ellas dicen, `Oh deja que ejecuten la hipoteca. Vete. No hagas eso'", dijo Partridge. "Pero, creo que no entienden el panorama general". Snyder, quien es contador, es criticado por su familia. "Ellos dicen que yo podría seguir con mi vida si ella no estuviese aquí", dijo. Ninguno de ellos tienen citas con potenciales enamorados. "Pero sé que será incómodos cuando eso se presente", dijo Partridge. La ex pareja no ha discutido durante cuanto tiempo permanecerá compartiendo la vivienda. "Hasta que podamos vender la vivienda, o hasta que uno de los dos gane la lotería y pueda comprar la parte del otro, o hasta que el gobierno o los bancos resuelvan el problema", dijo Partridge.