10 de enero de 2006
Tus prioridades no dependen de lo que dices, sino del precio que estás dispuesto a pagar por ellas. El valor que le asignas a cada una de tus prioridades depende del valor que estás dispuesto a invertir.Si no estás dispuesto a invertir en una prioridad determinada, entonces no es prioridad en tu vida. Para tener valor debes estar dispuesto a pagar su precio. El pago puede ser en tiempo, dinero o cualquier otro valor.Observa cuidadosamente las cosas que consideras prioridades. Para cada una de ellas, formúlate esta importante pregunta: ¿Qué estoy dispuesto a resignar, sacrificar, invertir o hacer para impulsar y favorecer el desarrollo de esa prioridad?Es fácil decir que tienes ciertos y determinados sueños, metas y ambiciones pero se requiere más que tener un sueño para hacerlo realidad. Observa las cosas que deseas en función del precio que estás dispuesto a pagar por ellas. Descubrirás tus verdaderos deseos, esos que guían tus pasos y empezarás a hacerlos realidad.