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  Por el libro
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16 de junio de 2006

Muchos adolescentes latinos que no dominan el inglés están descubriendo que su mejor opción para obtener un diploma de escuela secundaria es solicitar la versión en español del Examen General de Equivalencia (GED), una alternativa poco publicitada.

El GED es un certificado reconocido por todos los estados como equivalente a un diploma de escuela secundaria, que mide los conocimientos básicos en este nivel escolar.

El examen consta de una serie de cinco pruebas: Ciencias, Matemáticas, Lectura, Redacción y Estudios Sociales. Lo que desconocen muchos es que la prueba se ofrece no sólo en inglés, sino también en español y en francés.

De las 666 mil personas en Estados Unidos que han rendido la prueba, aproximadamente el 4% lo ha hecho en español y un porcentaje incluso menor en francés, según el Departamento de Educación.

En momentos en los que se ha intensificado el debate sobre la reforma migratoria, personas como Jim Boulet, director ejecutivo del movimiento Inglés Primero, se oponen a que se ofrezca esta prueba en cualquier otro idioma que no sea el inglés, y mucho menos en español.

El proyecto de ley aprobado por el Senado y pendiente de armonización con la Cámara de Representantes incluye una enmienda del republicano James Inhofe que declara el inglés como el "idioma oficial" en Estados Unidos.

Si finalmente se aprueba en el Congreso, este proyecto de ley no sólo obligaría a los inmigrantes a aprender inglés como condición para obtener residencia legal, sino que "a menos que sea autorizado o provisto por la ley", no existirá el derecho a pedir que el gobierno provea servicios en otros idiomas.

Por el momento, el debate sobre qué idioma utilizar para preparar a los aspirantes al GED, así como qué lenguaje se debe permitir para dicha prueba, está en manos de aquellos que trabajan en la alfabetización de adultos.

"Dentro del mundo de la educación de adultos existe una controversia en torno a si la instrucción del GED debe ser en inglés o en español", señaló Cheryl L. Keenan, del Departamento de Educación federal.

Cada año, el Gobierno federal asigna a los estados aproximadamente 560 millones de dólares en becas para la educación básica de los adultos. Sin embargo, no especifica el idioma de la instrucción, dijo Keenan en entrevista con la revista Education Week.

La prueba nacional del GED corre a cargo de GED Testing Service, un brazo del Consejo Estadounidense sobre Educación, con sede en Washington, D.C.

La versión en español es básicamente una traducción directa de la versión en inglés que ha sido evaluada por personas bilingües, dijo Lynne Schaefer, de Testing Service.

El número de personas que se ha presentado la prueba bajó drásticamente de 2001 a 2002, cuando hicieron el examen más riguroso.

Desde entonces han aumentado los candidatos, pero aún no ha alcanzado la marca de 1.1 millones de clientes que se presentaron al GED en 2001.

Los expertos coinciden en que más latinos estarían dispuestos a presentarse a la prueba si supieran que tienen la opción de hacerlo en español.

Entretanto, Don Soifer, del Instituto Lexington, en Arlington (Virginia), entidad opuesta a la educación bilingüe, dijo que no tiene problemas en que se suministre la prueba y los cursos preparatorios en español.

Advirtió de la posibilidad de que ocurra un éxodo en las escuelas de hispanohablantes o de otros idiomas, lo que "menoscabaría la meta de integración" de los estudiantes que se ha fijado del Gobierno estadounidense.