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  Por el libro
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16 de junio de 2006

Increíblemente, la Legislatura estatal está a punto de terminar sus sesiones del 2006, y los legisladores todavía no han acordado la mejor manera de rastrear fraudes en el Medicaid
Peor aún, en el centro de la disputa entre el Senado bajo control Republicano y la mayoría Demócrata en la Asamblea está la pura política. Los neoyorquinos, cuyos impuestos financian el programa de Medicaid de unos $45,000 millones al año, literalmente no pueden permitirse por más tiempo este tipo de intransigencia. Después de todo, el Medicaid es el principal culpable de altos impuestos a la propiedad locales, que figuran entre los más elevados en la nación.

Al menos el vocero de la Asamblea, Sheldon Silver, está hablando sobre encontrar terreno común con el Senado. Su contraparte, el Líder de la Mayoría en el Senado, Joe Bruno, necesita dejar de mirar hacia otro lado.

Sus compañeros republicanos, el representante John Sweeney y el senador estatal Dean Skelos deberían recordarle a Bruno un reporte federal dado a conocer esta semana que criticó severamente los esfuerzos de Nueva York de combatir fraudes en el Medicaid. El reporte concluyó que existe una falta de compromiso en cuanto a supervisar abusos contra el mayor sistema de pago de salud pública en la nación.

Como mostró una investigación del New York Times el año pasado, billones de dólares del erario posiblemente se han perdido debido a fraudes al Medicaid. Aún así, los legisladores pasan demasiado tiempo de la actual sesión legislativa discutiendo sobre el método de escoger el inspector general del Medicaid.

No se repare que en Nueva York sólo cerca de .1 por ciento del presupuesto del Medicaid es recuperado por investigadores de fraudes. Estados grandes como Texas recuperan cerca del 5 por ciento de sus costos de Medicaid.

Sí, otro gran problema ha sido la oposición del Senado a permitir que investigadores locales interpongan acciones civiles para recuperar daños a causa de sospecha de engaño. Pero sobre todos estos temas se puede llegar a una solución. Vaya a la mesa de negociaciones, senador Bruno.