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  Por el libro
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3 de julio de 2006

Detrás de las puertas y las ventanas, hay toda una madeja.

La compañía Ventanas, Puertas y Algo Más, a la cual los consumidores ávidos de una ganga para mejoras a su hogar acudían diariamente, es sólo la fachada de un sinnúmero de empresas operadas por Carlos Rivera Muñiz y sus cercanos familiares, incluidos su padre, hermana y hermano.

Las empresas, según ha trascendido en dos vistas ante el Tribunal de Quiebras federal, investigaciones del Departamento de Justicia de Puerto Rico y entrevistas de PRIMERA HORA a las partes involucradas, servían para mover el capital de un lado a otro, de modo que cuando Tramec se fue a la quiebra transfirió maquinaria a las otras compañías para que no pudiera ser embargada.

De hecho, el propio Rivera Muñiz reconoció en una vista del pasado jueves que Tramec y VYP Instalaciones eran prácticamente lo mismo y que los activos de una empresa las usaba la otra indistintamente. Se corrían las dos empresas como si fuera una sola, admitió Rivera Muñiz.

Rivera Muñiz también admitió en la vista del jueves ante el síndico Wilfredo Segarra que no pagaron el seguro social de empleados ni seguro por desempleo.

Cualquiera se pierde en el laberinto de empresas de la familia de Rivera Muñiz.

En síntesis, la historia general de Puertas y Ventanas es como sigue: todo nace cuando Raze Inc. -presidida por Francisco Rivera Muñiz, el padre de Carlos- compra las compañías CADDI y Nieves Aluminium. Las transacciones se hacen de manera separada y en carácter personal de Francisco Rivera Muñiz y el hermano de Carlos Rivera Muñiz. Raze comienza a operar a través del nombre Tropical Windows and Doors, que llegó a tener un valor neto de $1 millón con activos de $6 millones.

En 2000 surge VYP Realty -de Carlos Rivera Muñiz y su esposa- y la flamante compañía asume las deudas de Raze. Asimismo, surge ese año Tramec, también de Carlos Rivera Muñiz y su esposa, para asumir la operación de Tropical Windows and Doors.

Tramec entonces radica quiebra y aparece Doors & Windows Express, la más reciente de las producciones de la familia Rivera-Muñiz. En todas las empresas siempre hay alguien de esta familia involucrado.

En la madeja también figura Marketing Development Corporation, una corporación sin fines de lucro que trabaja con fondos federales agrícolas y que otorgaba préstamos y asumía las deudas de las demás empresas de la familia. Zorista Rivera Muñiz, presidenta de Marketing, es hermana de Carlos.

Pero de todas las empresas, la que está solicitando la protección de quiebra en el caso 06-1388 es Tramec, bajo la cual estaba Ventanas, Puertas y Algo Más.

A la vista del jueves ante el Tribunal de Quiebras federal no sólo acudieron consumidores y suplidores que quieren ver su dinero, sino que también hubo representación de los departamentos de Justicia y Hacienda de Puerto Rico, del Servicio de Rentas Internas federal (IRS) y del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, donde actualmente reside Rivera Muñiz.

Todos coincidieron en una cosa, la empresa Rivera Muñiz les debe dinero... y mucho.

Al Centro de Recaudaciones de Ingresos Municipales la empresa Tramec le debe $115,505, a Hacienda le debe en arbitrios $474,142 y otros $47,931 en contribuciones, mientras que a la Corporación del Fondo del Seguro del Estado le debe unos $40,390 y al Departamento del Trabajo $11,494.

La empresa también le debe $230,086 al IRS. Al Banco Popular de Puerto Rico le adeuda $196,170.

El representante del Departamento de Justicia, Edgardo Mangual, le dejó saber que existe una investigación en la agencia sobre todo el asunto.

Los acreedores en el Tribunal de Quiebras oficialmente son 81 con deudas ascendentes a $2,206,776.99, pero hay más que no se han unido al movimiento organizado.

Desde el comienzo de la existencia de las empresas de la familia, sin embargo, había mala fe para con quienes entablaban negocios, según el testimonio que ofreció en la vista ante el Tribunal de Quiebras Esteban Nieves, quien les vendió a los Rivera-Muñiz la compañía Nieves Aluminium.

Nieves vendió su fábrica por $3,750,000, pero sólo cobró $2 millones adelantados y les financió el sobrante.

"Me hicieron los primeros pagos, pero fue como un aguaje, porque después nunca más me volvieron a pagar", testificó Nieves, quien también contó que después de la transacción fue demandado por la familia porque el terreno supuestamente estaba contaminado.

"Fue una demanda frívola", dijo Nieves con coraje en la voz y la mirada hacia Rivera Muñiz. "Me tuve que ir a la quiebra por ellos".