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Todos sabemos que el futuro de una consola no se decide en sus primeros días de vida. Su trayectoria en el mercado es una carrera de resistencia con varios años de duración y que no finaliza hasta que todos los contendientes cruzan la línea de meta o se retiran de la prueba, pero no por ello podemos ni debemos ignorar la reacción inicial del mercado. En el caso de la Wii U, que se acaba de estrenar en Estados Unidos, Nintendo of America ha conseguido colocar 400.000 unidades durante su primera semana a la venta, cuando la Wii obtuvo unas ventas de 600.000 consolas en sus ocho primeros días.
Los datos, facilitados por el ínclito Reggie Fils-Aime usando información interna de la compañía, ayudan también a formarnos una mejor idea del mercado portátil, dado que la 3DS vendió 250.000 unidades y la DS movió alrededor de 275.000, que no está nada mal para una máquina con ocho años a sus espaldas. Según las palabras de Reggie, recogidas por CNET durante una entrevista telefónica, las ventas de la 3DS continúan "a un ritmo récord", y Nintendo of America ya ha comercializado más de seis millones de unidades. En cuanto a la veterana Wii, sus ventas durante la semana se situaron en 300.000 unidades.
El problema que tiene ahora Nintendo es hacer que al menos estas ventas se mantengan en niveles óptimos una vez que aminore el interés que precede a todo lanzamiento. Reggie afirma que si las ventas de la Wii U en Estados Unidos no han alcanzado las de la Wii original es por la incapacidad de Nintendo para abastecer la demanda, y no por falta de interés de los consumidores, que se las están llevando de las estanterías según se reponen. Como siempre, las cifras de los próximos meses nos ayudarán a ver el escenario con mayor claridad y comprobar si realmente Nintendo no puede llenar la cadena de suministro o si por el contrario la Wii U ha arrancado a medio gas.