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  Por el libro
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El Nuevo Día

La exgerente de financiamiento de un reconocido concesionario de autos en la avenida Kennedy, Marva Adorno Molina, resultó culpable ayer por un jurado federal por lavado de dinero y por participar de la conspiración de narcotráfico del convicto capo Ángel Manuel Ayala Vázquez, mejor conocido como Ángelo Millones.

Adorno Molina, quien rechazó un acuerdo para declararse culpable a cambio de salir del Centro Metropolitano de Detención (MDC, por sus siglas en inglés), donde está presa hace 27 meses, decidió ejercer su derecho a ir a juicio. Después de una semana y media de desfile de prueba resultó culpable en los dos cargos que pesaban en su contra.

Tras el veredicto de culpabilidad, el juez federal Juan M. Pérez Giménez no fijó fecha de sentencia contra Adorno Molina, quien se mantuvo impávida ante el fallo en su contra.

Según la evidencia que presentó la Fiscalía Federal, representada por Olga B. Castellón y Maritza González, durante el juicio -que se extendió por semana y media- Adorno Molina utilizó su posición de gerente de financiamiento en Bella International para llenar la papelería de la compra de vehículos a nombre de terceros y luego entregar los autos a los miembros de la pandilla de Ángelo Millones.

Entre los testigos que sentó el gobierno estuvo José Marrero Martell, conocido como ‘Pito Nariz’ y quien era el segundo a cargo de la pandilla de José David Figueroa Agosto, alias Junior Cápsula. Este declaró que los vehículos que conseguían a nombre de terceros eran para transportar dinero, drogas y armas.

Otro testigo que resultó devastador para Adorno Molina fue su propia prima Mary Soto Molina, una exsupervisora en una conocida farmacéutica con un sueldo de $80,000 anual, pero que cayó en la tentación de prestar su crédito a cambio de dinero en efectivo gracias a la propuesta que le hizo su prima junto a Meléndez Sáez.

Al menos 38 testaferros fueron utilizados por Adorno Molina en las transacciones, diez de ellos relacionados directamente con la pandilla de Ángelo Millones.

De los diez vehículos que Adorno Molina facilitó su compra, al menos dos fueron utilizados en asesinatos.