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  Por el libro
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2 de enero de 2012

La Nacion

WASHINGTON (EFE).- Los Estados Unidos pondrán fin mañana a más de tres décadas de subsidios para los productores de etanol, que les han costado unos 6000 millones de dólares anuales a los contribuyentes.

El Congreso inició su receso la semana pasada sin extender estos subsidios, que han ayudado a que millones de toneladas de maíz hayan ido a parar a los tanques de combustible de los vehículos en lugar de convertirse en ración para el ganado o en alimentos para humanos. Esas ayudas han expirado porque los miembros del Congreso no se pusieron de acuerdo para renovarlas durante las negociaciones para la reducción del déficit público.

Los subsidios para los agricultores surgieron del toque de atención que recibió EE.UU. cuando en 1973 un embargo petrolero árabe demostró hasta qué punto la mayor economía del planeta dependía de los hidrocarburos importados.

Una ley de 2005 fijaba la producción anual en 28.350 millones de litros de combustibles a partir de recursos renovables, mientras que la producción este año llega a 23.625 millones de litros. Una revisión de la ley, en 2007, proyectó la meta de producción anual en 136.000 millones de litros hacia 2022. De esa meta, la ley estipula que al menos 56.700 millones de litros deben proceder de etanol obtenido del maíz.

Los productores de etanol esperan ahora que el Congreso no deje expirar otro subsidio que apoya el combustible obtenido de otras fuentes vegetales, conocido como etanol celulósico, que tiene vigencia por cinco años más. Este es el etanol que puede obtenerse del pasto varilla, de los residuos de madera y aún de las hojas y las cañas del maíz.