Inicio  








  Por el libro
Bookmark & Share

El Nuevo Herald

Cuando dos mujeres de Miami que se habían hecho implantes de trasero en el extranjero necesitaron un “retoque” más cercano, ellas recurrieron a Samela y Pedro Hernández.

El problema es que ninguno de los dos es un médico con licencia. Y ambos trabajaban en la sala de su casa de Hialeah.

El matrimonio se declaró culpable el jueves de practicar la atención médica sin licencia luego que una clienta —una bailarina exótica— quedó desfigurada permanentemente a causa de sus inyecciones ilegales.

Samela Hernández, de 55 años, y Pedro Hernández, de 59, no irán a la cárcel. En lugar de eso, tendrán que cumplir dos años confinados en sus casas excepto para ir al trabajo. Además, ellos pagarán una indemnización a la víctima.

“De sus cientos de pacientes, solamente una persona presentó una queja”, dijo su abogado, Robert Pérez. “Todas las demás quedaron satisfechas con sus traseros”.

Samela Hernández había trabajado en el floreciente mercado de implantes de nalgas en Colombia, afirmó su abogado. Las autoridades dijeron que ella usaba una solución en base a silicona que, aunque legal en su país de origen, está prohibida en Estados Unidos.

Los Hernández fueron arrestados a fines del 2012. Detectives de Hialeah confiscaron toda una variedad de equipos médicos, incluyendo jeringuillas y Lidocaine, además de una lista de clientes y procedimientos. Otras dos víctimas estaban en la casa en ese momento. Ellas dijeron a la policía que llevaban meses haciéndose procedimientos; una de ellas afirmó que había creído que Hernández era enfermera.

La bailarina exótica dijo a la policía que, después de la primera inyección, ella regresó a casa de los Hernández y ellos le inyectaron “más solución en el área vacía de sus nalgas para ‘rellenar’ los espacios entre los surcos”.

El sur de la Florida se ha convertido en un foco de casos de cirugía estética ilegal.

En el Condado Broward, una mujer transgénero llamada Oneal Ron Morris está acusada de inyectar un mejunje tóxico en los traseros de hombres y mujeres que querían tener figuras más curvilíneas, y mató a una mujer.

Su caso ha salido en los titulares de todo el mundo. Morris enfrenta siete casos en Broward —incluyendo un caso de homicidio involuntario— y además ha cumplido condena de cárcel por cargos similares en Miami.

Investigadores afirman que Morris inyectó una preparación a base de sellador de neumáticos Fix-a-Flat, cemento, silicona, aceite mineral y Super Glue a clientes que no podían pagarse una cirugía plástica. Ella niega las acusaciones.