El monto de propiedades reposeídas en manos de bancos comerciales ha llegado a su nivel más alto en la historia, reveló ayer el comisionado de Instituciones Financieras (OCIF).
Hasta junio de este año, los banqueros eran dueños de casas, terrenos, propiedades comerciales o industriales con un valor total de unos $854.3 millones. La cifra es unas 18 veces más que las propiedades ejecutadas para el 2003.
Los datos, según el comisionado de Instituciones Financieras (OCIF), Rafael Blanco, reafirman que el sector bancario se encuentra en una posición difícil para poder financiar nuevos proyectos de construcción, una actividad que es esencial para el crecimiento económico.
Pero sobre todo, el indicador es un problema para los cientos de miles de consumidores que, pese a la crisis, todavía continúan pagando sus hipotecas a tiempo, ya que los valores de sus propiedades se pueden ver afectados por la baja en precio de unidades en su sector que no se pueden vender.
El pasado 24 de julio, El Nuevo Día reseñó que desde el 2008, cuando comenzó a detallarse el volumen de ejecuciones hipotecarias en la Isla, unas ocho familias pierden sus hogares cada día en Puerto Rico.
Según Blanco, al presente, aproximadamente se ejecutan unos 300 hogares mensualmente.
“Hay que reconocer que el optimismo que había era grande”, dijo Blanco en referencia a la dinámica de aprobación de préstamos para los años 2004, 2005 y 2006. Entonces, el aumento anual en préstamos de construcción llegó a registrar alzas anuales de entre 43% y 21%.
En el 2008, esa cartera totalizó unos $6,209 millones. A junio pasado, esos préstamos alcanzaban $1,818 millones.
Según Blanco, en Puerto Rico se financiaron préstamos de construcción aun cuando firmas de análisis económico como Estudios Técnicos señalaban, para esos mismos años, que había exceso de oferta en las unidades de precios altos.
“Obviamente, era más rentable hacer proyectos grandes que pequeños. Nos inventamos cuanto proyecto había”, dijo el otrora banquero al reconocer que esa fue la dinámica que prevaleció hasta el colapso del sistema, hace unos tres años.
“La reducción en esa cartera no es por pago es porque muchos de esos préstamos han sido castigados (o sea, tirados a pérdida)”, agregó el regulador local.
La parte difícil
Así las cosas, los bancos han terminado siendo gestores de propiedades. Blanco sostuvo que ahora las instituciones son responsables de pagar cuotas de mantenimiento, seguridad, impuestos y, si se trata de un proyecto a medio construir, es probable que terminará derrumbándolo u obligado a terminar la obra.
Y los consumidores han terminado con propiedades abandonadas y como posibles focos de contaminación ambiental o crimen.
Dijo que, a manera de alternativa, podrían reenfocarse los usos de las propiedades para convertirlas en unidades de atención a envejecientes.
Explicó que hay que prescindir de las propiedades, pero no pueden hacerse ajustes drásticos en precio porque eso afectará a los consumidores que pagan sus hipotecas a tiempo.
En ese sentido, el presidente de la Asociación de Constructores de Hogares (ACH), Alejandro Brito, destacó la venta de proyectos como AquaBlue y Quantum a gestores privados, los que al ajustar precios han logrado la venta de varias decenas de unidades.
Blanco hizo sus expresiones ayer durante la reunión anual de la ACH. Allí el funcionario, así como Ricardo Agudo, alto ejecutivo de SunWest Mortgage en la Isla, y el exdirector de la Administración de Financiamiento de la Vivienda (AFV), George Joyner, señalaron que el sector de construcción de hogares exhibe retos significativos, pero hay opciones.
Las alternativas
Agudo sostuvo que la decisión de la Reserva Federal de mantener las tasas de interés cerca de cero supondrá términos favorables en las hipotecas y estas, en unión al estímulo a la vivienda, han servido para dar fuerza al alicaído sector.
El banquero hipotecario sostuvo que el programa de bono para gastos de cierre, que no siempre ha sido necesario para cerrar casos, debería continuar en funciones. Mantener ese programa de forma permanente requeriría al menos unos $50 millones al año, indicó.
Blanco resaltó que el programa de ayuda para evitar la ejecución de hogares ha beneficiado a unas 3,500 familias, cifra que se agrega a otras 6,000 a través de los programas de mitigación de pérdidas en las instituciones bancarias. Agregó que se buscan mecanismos para que el programa también sea permanente y se cubriría con una parte de los fondos no reclamados de consumidores bajo la custodia de la OCIF.
Mientras, Joyner dijo que se trabaja en un mecanismo para que el Gobierno garantice parte de las hipotecas suscritas por la Administración Federal de Vivienda.
Ese mecanismo, el “Puerto Rico Conduit”, garantizaría un 15% de las hipotecas, lo que reduciría el riesgo de FHA en la Isla. La entidad, a su vez, vendería bonos de hipotecas tanto en Puerto Rico como en Estados Unidos.