8 de septiembre de 2016
El Mundo
Si mira en su factura de la compra, posiblemente no se haya dado cuenta de las diferencias de precios en un mismo producto sólo por ser de un color distinto. Hasta ahora se conocía la tasa rosa, el impuesto oculto que existe sobre determinados artículos más enfocados a la mujer, pero, ¿está naciendo una tasa azul?
De entre la diversidad de productos, encontramos que una cuchilla de depilación corporal de Gillette para hombre cuesta 6,95 euros, a diferencia de la de la mujer a 5,99. Asimismo, el desodorante Protege&Cuida de Nivea (spray de 200 ml) cuesta 3,15 euros para mujer y 3,35 para hombre. Unos precios que varían en función del distribuidor.
Y es que, en los últimos años se está dando un boom de productos de cuidado masculino. Un mercado que las principales marcas de cosmética están comenzando a aprovechar. Actualmente en España, más de la mitad de los hombres usa este tipo de productos, según los expertos, sólo por detrás del mercado alemán en Europa.
Los productos más demandados son los de antiedad, con un crecimiento en los últimos cuatro años del 40%, y los hidratantes. La depilación corporal es otra de las tendencias que impulsan el mercado de la cosmética masculina, en el que se empieza a intuir, en algunos artículos de la cesta de la compra, una posible tasa azul. Y aunque es cierto que son menos los productos masculinos con mayor precio que los enfocados a la mujer, es un sector que está emergiendo y que seguramente, según los expertos, en 10 años puede acabar igualando al femenino.
Se tiña esta tasa de rosa o azul, en la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) aseguran que las empresas "se amparan en la libertad de fijación de precios a la hora de poner sus productos en el mercado". Señalan que es el consumidor quien tiene la libertad para elegir los productos que compra, "con independencia de la orientación que dé el fabricante [al producto]".
Desde Facua aseguran que "es una estrategia de márketing". "Las compañías hacen estudios de mercado para considerar cuándo un producto es atrayente y por qué características el consumidor se declina más y, en función de eso, se hace la oferta comercial".
Asimismo, existe un factor determinante que influye en estos hábitos de consumo. Y es la visibilización del producto. "La cuestión es que seguramente a ojos de los consumidores son productos diferentes, se presentan con aspectos distintos y seguramente se venden en zonas diferentes, de modo que muchos consumidores desconocen que exista una versión más barata", explican en OCU.
Fue en 1995 cuando un estudio de la Universidad de California puso nombre a la discriminación de precios que existía en cuanto a artículos femeninos: la tasa rosa. Se demostró que las mujeres americanas pagaban hasta 1.400 dólares (unos 1.276 euros) más al año que los hombres por un mismo producto.
Sin embargo, no hace falta irse a tierras americanas. MERCADOS se ha acercado a los principales supermercados españoles y ha comprobado in situ que, veinte años después, la situación sigue igual o parecida. Supongamos que queremos comprar una cuchilla desechable de la marca Venus de Gillette. Constatamos que son prácticamente iguales, a excepción de su color. Una rosa y otra azul. ¿El precio? La azul 2,95 euros y la rosa, 3,45.
Productos comprados en los supermercados Hipercor y Eroski. ELMUNDO
Seguimos comprando en la sección de cosmética e higiene. Un desodorante roll on Protect de Nivea (50 ml) para hombre tiene un precio de 1,85 euros, a diferencia del de mujer a 2,09 euros. Lo mismo ocurre con la lima electrónica Sholl Velvet Smooth que sólo por su color rosa cuesta 41,95 euros, a diferencia de la azul a 40,99.
Desde Procter and Gamble (P&G) señalan que "el precio de los productos es una decisión exclusiva del distribuidor" y que, además, en el caso de la tasa rosa, "existen gamas de productos dirigidas a mujeres que tienen otras características y cubren unas necesidades diferentes a las de los hombres y, por lo tanto, su precio de venta puede variar".
Legislación sobre la 'tasa rosa'
Sin embargo, esto ocurre en un contexto en el que la mujer cobra de media unos 6.160 euros menos al año. Según el informe de UGT de 2016, La igualdad salarial, un objetivo pendiente, las mujeres tendrían que trabajar 88 días más que los hombres para cobrar lo mismo. Por lo que la brecha salarial existente en España -del 24%- incrementa aún más la importancia del gravamen aplicado a productos femeninos.
El profesor de márketing de Esade, Marco Bertini, explica que "la empresa que varía los precios en función de si el cliente es hombre o mujer, tiene la idea de que un sexo le da más valor a un producto que el otro. Esto se podrá hacer hasta que el mercado lo note". Asegura que, en el momento en que esto ocurra, la empresa seguramente igualará los precios para evitar incurrir en pérdidas y así mantener la fidelización del comprador. Desde Facua afirman que "existe un público femenino que por alguna razón prefiere consumir productos de estas características y no tienen ningún problema en pagar más por ellos".
En 2015, se aprobó una resolución en el Parlamento navarro a instancias de Podemos en la que se pedía al Gobierno foral a que "en colaboración con la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Servicios, elabore un informe sobre la existencia, alcance e incidencia en los derechos de las consumidoras de la tasa rosa".
La moción incluía otros dos puntos que fueron desestimados. El primero reclamaba al Ejecutivo legislar para que establecimientos, mayoristas y distribuidores no vendieran ni distribuyeran productos o servicios con tasa rosa. El segundo, consistía en "promover una campaña de visibilización de los establecimientos que no aplicasen la tasa" mediante «pegatinas, por ejemplo, en las puertas de los mismos".
Como explica Bertini, la discriminación de precios es legal en España, "si es ético o no, es otro asunto". Afirma que "la única manera de acabar con ambas tasas, es legislar sobre ello".
10% de IVA en higiene femenina
Hoy en día las mujeres no sólo se enfrentan a una tasa rosa en los supermercados, sino también a un IVA del 10% en productos de primera necesidad como son las compresas, tampones y copas menstruales. Desde las asociaciones de consumidores se ha denunciado al Ejecutivo esta situación para que se aplique el IVA superreducido del 4%, como se hace con productos, alimentos y medicamentos indispensables. En España, la agencia madrileña La Despensa y la periodista Celia Blanco han promovido la campaña Tampons from Canada partiendo del hecho de que "menstruar no es una elección" con la que, a través de la plataforma Change.org y una vez se alcancen las 150.000 firmas, se pretende realizar un pedido masivo de tampones a Canadá, donde estos productos de higiene femenina no contienen gravamen (0%), y así concienciar a los principales partidos políticos de la importancia de la rebaja fiscal en estos bienes de primera necesidad.