12 de noviembre de 2018
La Nacion
La cifra se desprende de los resultados de la última encuesta de EY a la que LA NACION tuvo acceso exclusivo; según los expertos, los datos serán más preocupantes ahora, por el efecto "cuadernos"
"Fue la peor época de mi vida. Ver tu nombre en el diario es terrible. Lloré mucho. No le deseo a nadie estar en ese lugar". Éste fue parte del duro testimonio de Claudia Maskin, hoy Healthcare Compliance Southern Cluster de Johnson & Johnson, que fue parte de Siemens, en la época, hace ya 21 años, en que se "destapó" uno de los casos más emblemáticos de la corrupción en la Argentina . Fueron sobornos millonarios para obtener el contrato para la elaboración de los DNI, una operatoria que comenzó en 1997 y por la cual fueron procesados empleados de Siemens pero, y aquí lo más llamativo, ningún funcionario público, la contraparte receptora de los pagos indebidos.
Maskin fue imputada y sobreseída tres años después, y es un fuerte ejemplo, en primera persona, de algunos aspectos no tan difundidos de la corrupción en las compañías: no solo el estrés sobre la marca, sino también el sufrimiento que padecen sus empleados. Lo llamativo es que la ejecutiva de Johnson & Johnson expuso de manera impecable en la 2° Conferencia Anual de Forum, el jueves pasado, sobre la importancia de la tarea de compliance, y las recomendaciones para que las acciones sean medibles. Pero más tarde fue uno de los presentes en el auditorio quien se animó a la pregunta sobre su pasado en Siemens, un tema que siempre vuelve en este tipo de eventos no solo porque fue una causa de enorme magnitud sino porque no está cerrada en la Argentina y todavía tiene procesados, pero solo de la empresa.
"Cuiden su propia reputación. El apellido que llevamos es prestado por nuestros padres y es el que le pasamos a nuestros hijos", dijo Maskin. Una de sus recomendaciones, de las más valiosas para un oficial de compliance, fue "documenten su gestión. Cualquier discrepancia tiene que estar por escrito. Muestren que se hizo todo lo posible para evitar la situación, y si pueden, dejen un país mejor del que encontramos. Yo por lo menos trabajo para eso".
Auge de compliance
Congresos, eventos en general, encuentros, reuniones. Compliance es el tema del momento, y hay una enorme necesidad de tener más información (aunque hay pocos testimonios tan reveladores como el de Maskin). Hay que cumplir con las normas, entre ellas las más nuevas, la ley de responsabilidad penal empresaria y la ley del arrepentido, que tantos titulares se lleva este año una vez desatada la causa de los cuadernos de la corrupción .
Además de (algunos) funcionarios públicos, la idea de que "no somos santos", fue bien retratada por el investigador alemán Markus Pohlmann, de la Universidad de Heidelberg en el encuentro "El Futuro de Risk & Compliance", organizado por el IAE Business School hace unos días. "No habría delitos si todos fuéramos santos", sentenció.
Llamó "pequeñas desviaciones", a aquellas que llevan adelante el común de las personas, que en realidad serían, según el profesor, "delitos capitales" si no existieran los delitos más graves. "Quebrar las reglas es funcional y se suele aceptar naturalmente. Hasta muchos lo hacen por el bien de la empresa".
Una investigación de la Universidad de Heidelberg mostró que existen las desviaciones individuales, por el bien personal, pero también, y así se ha visto en casos resonantes como el de VW, (por el que paga una multa de 1180 millones de dólares además de tener ahora una demanda colectiva), existen los delitos que son sistémicos a la organización, en los que "la mayoría de los ejecutivos llevaron adelante las malas prácticas pero sin lograr ganancias personales, lo hicieron supuestamente por el bien de la empresa", dijo Pohlmann. "Se trata de la normalización de la corrupción".