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  Por el libro
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El Vocero

El 2015 será el año de cierres y consolidaciones del comercio al detal ante una economía que ya no produce las ventas que se necesitan para sostener las operaciones a un mismo nivel.

En Estados Unidos la competencia de la Internet y la situación económica –a pesar de los signos de crecimiento- han provocado que muchas de las mega cadenas opten por reestructurarse, ya sea a través de cierres de tiendas, consolidaciones o la reorganización bajo la protección de la ley de quiebra.

En Puerto Rico aunque las compras por Internet son menores, es un factor que incide en las ventas junto a la prolongada recesión. A esto se añade las repercusiones de la emigración con menos compradores.

 

De haber sido la meca del consumo, donde las tiendas de la Isla le representaban la más altas ganancias para algunas de las principales cadenas en Estados Unidos, el cuadro ha cambiado y ahora las ventas no le producen a las corporaciones al nivel que estaban acostumbradas. Esto a hecho que las exclusiones que se hacían de Puerto Rico en los planes de reorganización en el pasado ya no sea así.

Al día de hoy se han anunciado oficialmente cierres de algunas tiendas como Kmart, RadioShack, Wet Seal, Puma y Coach, aunque mantendrán presencia local, porque consolidarán establecimientos o reorganizarán operaciones a un nivel más amplio.

A estas se suman Office Max que ya cerró su tienda en Rexville y se apresta hacer lo propio en Manatí; Anna’s Linens, que con menos de tres años en la Isla deberá cerrar tres de sus seis tiendas (Rexville y Río Hondo en Bayamón, y Plaza Del Atlántico en Arecibo) en febrero.

Cadenas como Sears, que según fuentes consolidará algunas de sus tiendas con Kmart, y JC Penney que a nivel nacional se presta a reducir su número de tiendas, consideran igualmente la reestructuración. Fuentes de la industria sostienen que los efectos ya empiezan a sentirse aquí con el número de empleados y posteriormente con la cantidad de establecimientos.

 

En segmentos de relativo éxito, como las farmacias, con considerables expansiones en los últimos años, también experimentan movimientos de eficiencia operacional y en el caso de Walgreens, podrían eliminar una de sus tiendas en Vega Baja (donde operan dos muy cerca) para consolidar en una nueva apertura en Hatillo.

Para representantes del sector, esta tendencia que en efecto genera despidos y aumenta la disponibilidad de edificios desocupados, no depende del todo de la situación económica de la Isla, sino que responde a decisiones estrictamente corporativas de sus matrices.

Las ventas al detalle de los establecimientos comerciales en Puerto Rico aunque se redujeron en los meses de julio y agosto, en los primeros meses del 2014 reflejaron alzas aunque de manera tímida. En septiembre volvieron a retomar su rumbo con un alza de 1.06% con respecto a septiembre de 2013. Los sectores de mayor aumento en ventas (en términos porcentuales) fueron las tiendas de variedades con 9.06%, cafeterías y restaurantes con 8.11% y las de calzado con 6.96%.

 

Para el economista Santos Negrón, es una sorpresa que esta tendencia de cierres y reorganización no se haya registrado antes, en consecuencia a la debilidad económica. “Hay que ver la situación en su macro, mientras Kmart tiene en la Isla 23 tiendas sólo cierran una, lo que representa un fenómeno de ajuste a nivel nacional y Puerto Rico sintió su embate. La Isla confronta un proceso de contracción mayor que muchos estados y no empece la caída tan grande de la economía local su proceso de contracción ha sido leve”, indicó Negrón.

El economista fue enfático en que Puerto Rico presenta una economía en convulsión y en un limbo donde no existen patrones claros de avance ni de deterioro sino un estancamiento. Por un lado, cae el sector comercial pero por otro repunta el sector de las telecomunicaciones y lo aeroespacial. Agregó que localmente se refleja una polarización poblacional, donde se ha debilitado la clase media, entra una clase alta en desigualdad con la distribución de ingresos, típico del capitalismo de esta etapa, mientras otros caen en pobreza por la pérdida de empleos e ingresos.

 

“Puerto Rico ha perdido la brújula, ni apunta a la recuperación ni a la depresión, sino a un estancamiento que abona a los cierres y al deterioro urbano. Ahora mismo gran parte de nuestra economía depende del retirado del gobierno y el beneficiario del Seguro Social, quienes tienen ingresos fijos y dependen menos de la emigración. No obstante, esta población en su mayoría es de la tercera edad y tiene su propia práctica de consumo, la cual es más conservadora”, explicó Negrón.

Iván Báez, presidente de la Asociación de Ventas al Detal, que agrupa a las cadenas grandes, aclaró que estos cierres representan una combinación de un mercado comercial que no crece, por lo que todos los comercios tienen que competir por el mismo consumidor; y por decisiones de negocios de las cadenas luego que termina el año fiscal.

“Siempre se analiza el retorno a la inversión y ante una estrechez económica a nivel general optan por reestructurarse y tomar decisiones donde el cierre de las menos rentables es una de las primeras. En Puerto Rico hay dos realidades que han aportado, el decrecimiento poblacional y los altos impuestos ante una realidad donde el mercado no ha crecido. Ante esta tendencia el que logre mayor eficiencia en costos y mejores precios podrá sobrevivir a una economía de tantos retos como la que experimentamos”, afirmó Báez.

Para el presidente del Centro Unido de Detallistas, Rubén Piñero es una tendencia normal en la industria, donde esperan culminar la temporada navideña para evaluar sus números y determinar el proceso a seguir para mejorar su posición en términos de ganancias. “En otros momentos se podía asumir pérdidas, pero ahora es imposible. El 2015 será un año de transición donde la punta de lanza estará en el impacto que genere la reforma contributiva en los negocios y en el bolsillo del consumidor”, adelantó.

Mientras tanto, Gilberto Arvelo, denominado Dr. Shoper, entiende que los cierres continuarán ya que las ventas no están a tono con las rentas que pagan las cadenas en los centros comerciales. “Muchas de estas cadenas no están haciendo sus números en Estados Unidos y no están estables económicamente  por lo que han optado por cerrar las menos rentables para intentar salvarse. Ya Puerto Rico dejó de ser la meca comercial que fue años atrás, donde cadena que llegaba cadena que vendía. Ahora no empece lo consumidor que es el puertorriqueño no hay dinero disponible para gastar ni crédito para intentarlo”, sentenció.